Quizá nunca se imaginó el edecán Gutiérrez que lograría tanto ataque a sus enemigos sin antes caerse. No se hubiera sostenido el gobierno sin el apoyo de la incesante propaganda gubernamental. Este es el gobierno que presenta cadenas con más frecuencia de cualquier otro gobierno en los últimos diez años. El cerebro detrás de esta campaña es Iván Oña, quien, apenas ingresó al gabinete como vocero, pudo conseguir una serie de entrevistas especiales en varios canales y radios, buscando separar la imagen de Lucio de la Corte de facto y apegarlo a los resultados económicos. Previo a la marcha blanca, un extenso enlace justificaba la posición del gobierno frente a la seguridad privada; igual estrategia se aplicó cuando llegó la marcha de Quito y la de Cuenca.
Ahora, la estrategia del gobierno es pintar de diablo a Paco Moncayo. En la radio estatal, el dictador dijo que el mensaje del alcalde metropolitano a los militares era “el tercer intento de golpe de estado de Moncayo”, o sea que el 21 de enero es un golpe cuando se trata de Paco y una noble insurrección popular cuando se trata de Lucio. En las últimas pautas, la propaganda se concentra en comparar las pésimas cifras económicas del gobierno de Borja con el éxito de la dolarización de Mahuad y Noboa, que Lucio disfruta como si fuera suyo. Sobre el retorno de Bucaram: silencio completo.
La cadena de hoy miércoles comenzó con el famoso sofisma: “El gobierno que TÚ elegiste, informa…” pero varió al presentar una entrevista al gobernante realizada por una supuesta periodista que dio la espalda a la cámara para averiguar las razones del gobierno para sostener al Pichi y sus colegas. Lucio sigue el libreto de Omar Quintana al señalar los defectos de la corte anterior para justificar la actual. El presidente del Congreso se dio el trabajo de contar a los narcotraficantes liberados y Lucio recitó a los banqueros liberados de culpa por las cortes superiores en distintas provincias. Con ese ataque a los jueces que liberan a banqueros, Lucio se alista a dar su bendición en la liberación de los señores Isaías en la segunda tanda de Pichi-providencias. Esa incoherencia sería un verdadero problema, si no fuera porque el edecán ya se acostumbró a rectificar a tiempo completo.
Por último, el presidente se sintió respaldado por todos los que no pudieron dejar sus trabajos, pero no es el único que se cree las cuñas de Oña: cada vez más gente se convence de que la economía es suficiente para justificar los atropellos de una dictadura y el robo de una familia.
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