Para Napi, esta es la definición de foragil:
Foragil
Está cuando los dirigentes barriales de la izquierda lo llaman. Tumba al presi de turno y luego se olvida de todo. Cuando le ordenan encargarse de los villanos, al igual que VanHelsing, pregunta: ¿cómo es y cómo se lo tumba?. Foragil no pierde el tiempo analizando si no lo estarán manipulando.
…después de todo, ¿qué es the napi?
Diario Hoy publicó hace un par de días un artículo sobre a dónde se fue el espíritu forajido. Paradójicamente es un artículo de alguien que defiende a un partido tradicional (la ID): Pancho Borja. Este es el texto:
El ‘espíritu forajido’
Por Francisco Borja Cevallos
Algunos han mostrado sorpresa porque el “espíritu forajido” se ha esfumado luego de las intensas expresiones de abril del año pasado. Incluso El Comercio publicó con grandes caracteres, en primera página, la noticia de que había desaparecido la huella de los “forajidos”. Me parece que quienes así opinan parten de supuestos equivocados y, claro, llegan a conclusiones equivocadas. El “espíritu forajido” es una reserva moral colectiva que vive internamente en el alma de la gente buena, del ecuatoriano común y corriente, del ama de casa, del trabajador, del profesional honesto.
Nunca fue el “forajidismo” una expresión política coherente y articulada. El equívoco vino cuando algunos movimientos y personajes, tan tradicionales como la coca cola, y tan viejos y decadentes como cualquiera de los partidos políticos, pretendieron apoderarse de esa expresión espontánea de la gente que, de buena fe, se volcó a las calles en tres oportunidades en los últimos 10 años, para expulsar a Bucaram, luego a Mahuad y finalmente a Lucio. Es la misma gente, la misma expresión de rebeldía que se presenta en las calles cuando la corrupción y la indignidad colma sus altos niveles de tolerancia.
El movimiento “forajido” fue una suma de personas indignadas que en un momento dado encontraron un catalizador en una radioemisora que sintonizó el ánimo de la gente y soltó una iniciativa que se convirtió en bola de nieve. No fue más, aunque sociólogos y politólogos ensayasen, como siempre, explicaciones metafísicas a todo lo ocurrido. Que algunos vivos pretendiesen apoderarse del movimiento y acomodarlo a sus visiones políticas e ideológicas, o a sus intereses, es otro cantar. Los “forajidos” siguen allí, vivitos y coleantes, trabajando, sintiendo, observando, y se expresarán nuevamente cuando las circunstancias lo ameriten.
Quien pretendió ver en los “forajidos” algo más que el hartazgo con la conducción política, como telón de fondo, y el asco por un ignorante rodeado de sátrapas que abusaban del país, cayó en un error. Fueron diversas vertientes ideológicas y políticas que convergieron en un momento dado en un objetivo común: rechazar los abusos, prepotencia, incoherencia e ignorancia del “dictócrata”, un advenedizo insuflado de aires de grandeza. Porque a mayor ignorancia mayor arrogancia. No es, entonces, que el “espíritu forajido” se ha desvanecido. Es que nunca existió como lo concibieron algunos, como una fuerza unívoca, ideológicamente coherente y estratégicamente consolidada. Tan no fue así que hace algunas semanas el “espíritu forajido” volvió a las calles, pero en bandos contrarios: unos a favor del TLC y otros en contra. Eran los mismos de abril, en su gran mayoría gente de bien, convencida de sus argumentos.
No nos llamemos a engaño, escarbemos un poco más profundo las apariencias y los clichés: el “espíritu forajido” no ha muerto: es el mismo del 2 de Agosto, el de Espejo, el de la Rebelión de las Alcabalas. El mismo de tantas y tantas jornadas de lucha de un pueblo altivo que no soporta la tiranía, ni siquiera ilustrada, mucho menos arrabalera y procaz.
E-mail: fborja@hoy.com.ec
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