Una de las primeras noticias del 2006 fue el rescate de 13 obreros encerrados en una mina en West Virgina, EE.UU. luego de un derrumbe causado, según se decía, por razones desconocidas.
El martes 3 de enero, en la mañana, había sido encontrado el cuerpo de uno de ellos. Más tarde el mismo día, algún rescatista o vocero de la minera, confundiendo realidad con esperanza, afirmó que los otros doce habían sido rescatados con vida. La buena noticia fue recibida con alivio en todo EE.UU., con las consabidas sonrisas falsas de los políticos y con festejos en la población cercana, Tallmansville. Ediciones de los principales periódicos pusieron la noticia en primera plana y con titulares llenos de júbilo: “Alive! Miners beat odds.” , “Alive.” “Miracle in the Mine.” “They’re Alive!”
Justo un momento después de que la noticia dio la vuelta al mundo, voceros de la compañía minera aclararon que no eran doce sino apenas uno el sobreviviente. Inmediatamente la prensa aclaró que las versiones eran de los familiares, quienes lo escucharon de los burócratas estatales, que no hicieron más que repetir lo que dijeron voceros de la minera, que escucharon la versión de los rescatistas, que oyeron algo en las noticias. ¿Por qué no estamos en las páginas amarillas?
Medios como CNN y ABC se disculparon. No fueron los únicos. Un ejemplo para saber qué pasa cuando no se confirman versiones de manera eficiente.
Para referencia: La noticia falsa y la corrección en un mismo medio de Canadá:
CBC: ‘12 West Virginia miners found alive’
CBC: ‘Mine officials ’sincerely regret’ miscommunication over deaths’
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