En esta semana, tenía en mente comentar sobre la marcha de Quito, sobre la entrega de los premios Grammy el domingo anterior o sobre el proyecto de Ley Mordaza de este Chavez junior que nos tocó como gobernante.
Pero en mi oficina decidieron habilitar el servidor sólo tres horas al día…
Ahora de regreso, ya no tiene mucha actualidad la entrega de los Grammy, pero vale la pena destacar:
* Ray Charles arrasó en premios, ¿desde cuándo los Grammy son premios póstumos?
* John Mayer y Keyne West son dos buenos cantantes de quienes apenas se conoce acá…
* Alicia Keys sigue llevándose premios como si los cosechara de un árbol:
Justo cuando pensaba que las transmisiones de premios no podían ser peor, Ecuavisa demostró lo contrario: pueden ser mucho peores que sólo una mala traducción. El canal local comenzó la transmisión casi 40 minutos después que Sony Entertainment Television, ¡Y terminó un par de segundos adelantado! Recortaron algunos premios y pasaron la entrega de canción del año después.
Aunque pasó casi desapercibido, el presidente de la Academia NARAS, que organiza la premiación, lanzó otro embate contra la piratería.
¿La piratería va a acabar con la música?
El anuncio de NARAS tenía dos aristas: combate coaligado contra la piratería, y haber logrado que la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. conozca un caso de descarga ilegal de música para sentar un precedente en jurisprudencia usamericana.
Desde hace años se prevía lo que sucedería con el intercambio de archivos que internet permite. Pero cuando esos archivos tienen derechos de autor, el tema se vuelve complejo: muchos artistas y bandas defienden su legítimo derecho a hacer dinero con la música. Es difícil hacer caso a ese pedido, cuando en las perchas de los discos siguen con precios altos.
El que esté libre de culpa, que lance la primera piedra. (voy a recoger una: nunca he bajado música).
Por otro lado: basta ver cualquier episodio de ‘It`s good to be…’ para concluir que muchos artistas hacen demasiado dinero con la música. En último caso, si eso fuera legítimo, quienes hacen más dinero son las disqueras y sus ejecutivos. Iniciativas locales como la de los discos ecuatorianos a $3,50 son la muestra clara de que la música no tiene que ser cara para ser fuente de trabajo de los artistas.
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