Iba a escribir sobre el reciente festival de cortometrajes, y de cómo el jurado se quedó corto, pero siento que si pido a los medios hablar de temas de fondo, yo también debiera hacerlo.
El sábado pasado, dos hechos pusieron en la mira la los derechos de la niñez y adolescencia: el primero, un show; el segundo, un simulacro. Niño Esperanza y la Consulta popular por los derechos de los niños, niñas y adolescentes se llevaron a cabo el mismo día y en el mismo lugar. El fin de cada uno fue, a su manera, recordarnos el altísimo nivel de irrespeto a los derechos de los infantes. Si bien tenemos un alto nivel de niños vendedores de la calle, hay otros atropellos que son aún más generales, para nombrar uno: la calidad de la educación. Y eso afecta a casi todos.
En nombre del niño que fui, que fui gritado, molestado, pegado, y mal educado, tomé parte de estos llamados de atención a nosotros mismos como parte de esta sociedad. Todos tenemos un recuerdo feo de algún punto de nuestra infancia. Para eso está la caja de comentarios. Asímismo, todos tenemos la posibilidad de mejorar eso para los niños de ahora, para eso está su diario comportamiento.
Monday, October 25, 2004
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